lunes, 4 de mayo de 2009

La bestia que llevo dentro, pero ¿Dónde?




Esta mañana me ha pasado algo extraño. Después de pasar un buen fin de semana, más largo de lo normal, de disfrutar de buen tiempo y de las actividades que me gustan. Después de cargar pilas (Y de una buena sesión de plancha, todo hay que decirlo), empezaba mi rutina matinal con "garbo". He desayunado,después de mirar el correo, me he duchado  y me he vestido. Hasta en eso he tenido más tino que otras veces. He despertado a la familia y me he bañado en sus sonrisas, he vestido a mis hijas como a mi me gusta, haciéndoles reír y he salido pitando para el trabajo. Mi despacho está cerca de casa, por lo que, en 10 minutos estaba en la recta que desemboca en la puerta de la nave donde tengo que aparcar. La calle estaba vacía. Solo una moto me seguía a unos metros, demasiado cerca para mi gusto. Cuando me acercaba a mi plaza de parking he visto que, el motero iba despistado. He reducido despacio la velocidad, he puesto el intermitente y le he hecho señales claras con el freno de que me paraba, pero él no miraba hacia adelante. Cuando lo ha hecho estaba muy cerca y se ha asustado. Yo también, le ha faltado poco. Lo que ha pasado después me ha desconcertado. Él ha parado delante del coche y me ha insultado, a mí me ha parecido tan injusto que, con la adrenalina desbocada, he intentado primero explicarle que era culpa suya y, en cuanto me ha interrumpido la primera vez, le he dicho de todo, me he dejado llevar y, si no se va, le hubiera pegado... allí, delante de mis compañeros de trabajo, por un asunto absurdo que no iba a ningún sitio. Aún no lo entiendo.
Lo que sé es que, las pulsaciones no han vuelto a un ritmo normal hasta una hora después, y aún ahora me parece absurdo el alboroto. Él no tenía razón, pero estaba asustado y no es lo  mismo decir un taco en el coche cuando nadie te oye que lanzar contra alguien de carne y hueso toda la retahíla de insultos que se me han ocurrido, y por que se ha ido, que si no... Supongo que me ha visto la cara.
En fin, yo soy capaz de resolver, cada día conflictos con clientes y proveedores que significan mucho dinero y no pierdo la calma. esto no era una cuestión de vida o muerte en que la adrenalina sea bienvenida. No me gusta esa cara de mi mismo. Por suerte, ya casi no me sale la bestia. Soy más oso panda.